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Sudor y Lágrimas
Somos más grandes cuando no dejamos de ser humanos. No sé que aluvión de emociones inundan un deportista cuando le llega un momento de recompensa después de tanto esfuerzo. Sergio “Maravilla” Martinez decía que lloraba como un niño después de una pelea . Por algún lado tiene que salir. Yo les he visto concentrados, dando el alma en plena lucha y desbordados llorando como niños cuando todo llega a su fin. La suerte de captarlo es tan grande como la de ellos de vivirlo. Como diría Ruby “Pura Vida”.
La siesta
si sobrevivo es ya borrándome
ya desconfiado y permante
y tantas veces me hundo y sueño
muslo a tu muslo
boca a tu boca
nunca sabré quién sos
como un sagrado
y permanezco
quiero morir de siesta
muslo a tu muslo
boca a tu boca
para saber quién sos
con esta poca alma a destajo
soñar a nado tiernamente
así me llamen permanezco
muslo a tu muslo
boca a tu boca
quiero quedarme en vos
Camino a Londres
La historia recordará mi nombre y no tendrá que ser amable. Por lo cual se han negado sus críticas y poner en mi propia alabanza, nadie me va a definir, nadie va a decirme lo que puedo lograr, no va a decir que no he dado todo lo que tiene que dar y no tendrá mi gloria.
Interminables pasillos
Interminables pasillos que dan para pensar. La mano firme del entrenador contiene mi furia, mis nervios, mi miedo para mantenerme en ese punto en el que me siento dueño de lo que hago. Aun así mi cabeza piensa y piensa, más deprisa que mis pasos. El pasillo es largo pero acogedor. Casi agradeces que no acabe y poco a poco empiezas a oir el murmullo del ring. Giras y todo se vuelve explosión. Luces, música, la gente. Aun sientes la mano firme en tu hombro. Unos pasos más, cuatro escaleras y solo quedas tú y ese tipo que curiosamente ahora parece más grande.