Quitando la opción de un combate nulo, solo puede haber un vencedor. En este caso, merecidamente ha sido el que mejor lo ha hecho. Y eso es lo que realmente queda después de los asaltos.
También el cansancio, los golpes, pero sobre todo la tristeza. Meses de preparación que parecen no haber servido de nada. Y digo parecen porque de las derrotas también se aprende.
Parece irreal que alguien tan fuerte se derrumbe llorando de esa manera. Pero son ante todo humanos Por eso… nadie me negará que en el boxeo hay gestos que se ven en muy pocos deportes.
Es la cara más amarga del Boxeo y a la vez, la más humana.
Es la cara más amarga del Boxeo y a la vez, la más humana.
Fotografía y Texto: Montse Castillo
Anonymous
Comparto tu opinión sobre la soledad del boxeador, y la cara amarga. Y me gusta tu punto de vista.
Gracias por el blog.
Marcos Ron.
Anónimo
Comparto tu opinión sobre la soledad del boxeador, y la cara amarga. Y me gusta tu punto de vista.
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Marcos Ron.